Compartir
La pregunta del Inquérito o de la Consulta que más respuestas contradictorias generó, era sobre la hora, duración y cantidad de temblores de aquella mañana. Pero casi todos los testimonios eran unánimes al describir un escenario apocalíptico en los momentos siguientes. El sol estaba cubierto por el polvo y solo se oían gritos implorando a Dios. Cuando la tierra recobró su serenidad, Lisboa se había transformado en el Infierno. Muchos de los eclesiásticos recorrieron las ruinas para confesar a los moribundos y a los heridos. Pero también ayudaron a enterrar a los muertos, y ofrecieron techo y comida a los supervivientes durante muchos meses.
Ante el horror, surgieron las preguntas acerca del significado más profundo de aquella catástrofe. Para los teólogos, Dios hablaba a través de la naturaleza. Por esta razón, se inició un debate algo confuso, que mezclaba explicaciones científicas e interpretaciones espirituales y filosóficas.
En parte, las críticas de los jesuitas eran acertadas. No estaban de acuerdo con explicaciones demasiado mecánicas o deterministas: como la acción del azufre y de otros materiales inflamables en la existencia de los seísmos. Los jesuitas eran de los más informados sobre la enseñanza de la filosofía natural, incluso cuando apoyaban las teorías más modernas, basadas en los textos de Newton. La importancia de los jesuitas en la difusión del conocimiento, contribuía a su histórica proximidad al poder y la influencia sobre el difunto D. João V y la reina viuda, D. Mariana de Austria.
Pero algunos de los jesuitas aceptaron que la destrucción había sido causada por las acciones de los hombres. La célebre obra de Gabriel Malagrida publicada en 1756, O Juízo da verdadeira causa do terremoto que padeceo a Corte de Lisboa no primeiro de novembro de 1755 (El juicio de la verdadera causa del terremoto que sufrió la Corte de Lisboa el 1 de noviembre de 1755), acusó a los lisboetas de ser los "homicidas" de tantos inocentes. Desde un punto de vista espiritual, un acontecimiento raro solo podía tener una lectura prodigiosa y teológica. Los eclesiásticos más comprometidos con una visión religiosa de la realidad, subrayaban la importancia de cuidar el sufrimiento de los vivos, criticando a los que pretendían demostrar las causas, lo que en aquella época comenzaba a entrar en contradicción lógica con el creciente número de autores interesados en una explicación científica de los terremotos.
EN LA SALA DOS CONTOS:
Cura italiano que vivió muchos años en Brasil antes de venir a Lisboa. Le interesa la manera en que Dios se comunica con el ser humano a través de los fenómenos naturales. El cuenta:
Dios me eligió para ser cura y me hice jesuita. Me fascina cómo Dios utiliza los fenómenos naturales para hablar con los hombres. Por eso he leído mucho sobre las causas y orígenes del terremoto.
Gracias a la misericordia de Dios, sobreviví a los temblores. Lo que había comenzado como un hermoso día pasó a ser una escena propia del mismo Infierno. Las tejas salían volando como plumas y el polvo cubrió la luz del sol. Vi supervivientes casi asfixiados en mugre, gente que rogaba a gritos misericordia a Dios, madres que cargaban a sus hijos muertos y, en cada esquina, cadáveres mutilados irreconocibles. Fue como si hubiera llegado el Día del Juicio Final.
Mis hermanos —los curas y frailes que aún podían caminar— recorrían las calles no solo para ayudar a rescatar a los heridos, sino también para administrar los últimos ritos a los moribundos y rezar con ellos. Muchas congregaciones —las que siguen en pie— han abierto sus puertas para acoger a los enfermos, solicitar cirujanos y médicos, enterrar a los muertos, y ofrecer refugio y comida a los que siguen vivos. ¡En un solo día, los frailes agustinos han sacrificado 160 gallinas para alimentar a los enfermos y heridos! ¡Que Dios bendiga sus corazones caritativos!
Semejante desgracia, tal raro acontecimiento, ¿es realmente una señal de Dios? ¿O el misterio de la naturaleza es más grande de lo que imaginamos? Lo único que nos queda por hacer es cuidar de los que sufren, ya que todas las explicaciones del terremoto sobre las que he estado leyendo me parecen llenas de fantasía y muy incompletas. ¡Disparates! ¿Cómo podemos reducir este horror a una simple Consulta? Otros explican la destrucción por los actos pecaminosos de los hombres: ira, lujuria, vanidad y otros vicios impíos. El padre Malagrida afirma que estos son los verdaderos “asesinos” de tantas personas inocentes. Pero quizás el padre Malagrida debería ser más cuidadoso; corre el rumor de que será arrestado, a pesar de la intervención de la reina viuda.
Los Ejercicios Espirituales, escritos por San Ignacio de Loyola, publicados por primera vez en 1548, tendrían muchas reediciones en los siglos siguientes. Este manual de devoción privada y meditación sobre el sufrimiento de Jesucristo debía acompañar a los religiosos y a los laicos (gente de a pie) en retiros silenciosos destinados a ejercitar, desde un punto de vista práctico, la corrección del comportamiento. Inspiradas en las terapias estoicas y en el monacato oriental, algunas ediciones tenían espacios con los días de la semana en los que se registraba el número de fallos de atención y control. Esto permitió medir los efectos de los Ejercicios, esperando una disminución del número de errores o desviaciones. Dada la influencia de la Compañía de Jesús en la aristocracia portuguesa, los Ejercicios Espirituales acompañaron el intento de restablecimiento espiritual tras el Terremoto.
Imagen extraída de una biografía en tres partes de San Ignacio de Loyola (1491 - 1556), escrita por Giovanni Pietro Maffei, encuadernada con ochenta dibujos de un grabador no identificado que ilustran la vida del fundador de la Compañía de Jesús. Impresos en 1622, el año de la canonización de Ignacio por el Papa Gregorio XV, los grabados ofrecen una fascinante crónica visual de la obra del santo y de la época en que vivió.
Grabado buril en blanco y negro. Fecha y lugar de publicación: ¿París? s.n., entre 1761 y 1777? - Fecha probable, teniendo en cuenta la condena de Malagrida y la deposición del Marqués de Pombal (los autores se defienden bajo anonimato).
Gabriel Malagrida (Menaggio, Milán, 18 de septiembre de 1689 - Lisboa, 21 de septiembre de 1761) fue un sacerdote jesuita italiano. Tras varias décadas en Brasil, llegó a Lisboa, donde mantuvo una estrecha relación con la familia real. Tras el terremoto de 1755, publicó un folleto: "Juicio sobre la verdadera causa del terremoto que sufrió la corte de Lisboa el 1 de noviembre de 1755". Se trataba de un texto teológicamente muy conservador, que censuraba la frecuentación de los teatros, las casas de juego, los "bailes impúdicos y las comedias más obscenas", las diversiones e incluso las corridas de toros, costumbres presentadas como la causa espiritual del Terremoto. Malagrida habría ofrecido ejemplares del folleto a la familia real y al propio Sebastião José de carvalho e Melo, que entendió el gesto como una provocación. Por intervención del nuncio apostólico, instigado por Carvalho e Melo, y por orden del provincial de la Compañía de Jesús, fue desterrado a Setúbal en 1756. Después de la expulsión de los jesuitas, tras el atentado de 1758, fue detenido en Prisión de Junqueira en enero de 1759. La sentencia de la Inquisición incluía la vinculación al proceso de los Távoras, implicados en una conspiración contra el rey. Malagrida fue considerado un hereje, un falso profeta y autor de blasfemias. Después de ser garroteado en una ceremonia pública, fue quemado el 21 de septiembre de 1761. Sus panfletos fueron censurados, por edicto de la Mesa Censoria del 30 de abril, y quemados en la Praça do Comércio, el 8 de mayo de 1771 - diez años después de la muerte de su autor.
SEGUIR EXPLORANDO
BIBLIOGRAFÍA
Isabel Maria Barreira de CAMPOS, O grande terramoto (1755), Pareceria, 1998.
Arnaldo Pinto CARDOSO, O terrível terramoto da cidade que foi Lisboa-correspondência do Núncio Fillipo Acciaiuoli: Arquivos secretos do Vaticano, Alétheia, 2013.
Destruição de Lisboa, e famosa desgraça, que padeceu no primeiro de Novembro de 1755, Lisboa, 1756.
António FERRÃO, O Marquês de Pombal e a expulsão dos Jesuítas (1759), Coimbra, 1932.
José Eduardo FRANCO, «O “Terramoto” Pombalino e a Campanha de desjesuitização de Portugal», Lusitânia Sacra, 2ª série, 18, 2006, pp. 147-218.
Gabriel MALAGRIDA, Juízo da Verdadeira Causa do Terremoto que Padeceo a Corte de Lisboa no Primeiro de Novembro de 1755, Lisboa, Manoel Soares, 1756.
Mark MOLESKY, “This Gulf of Fire: The Great Lisbon Earthquake, or Apocalypse in the Age of Science and Reason”, 2016, Penguin Random House
Paulo MURY, História de Gabriel Malagrida da Companhia de Jesus, Livraria Editora de Matos Moreira, 1875.
Marcus ODILON, A vida e a obra do Padre Malagrida no Brasil, João Pessoa, 1990.
José Pedro PAIVA, Baluartes da fé e da disciplina. O enlace entre a Inquisição e os bispos em Portugal (1536-1750), Imprensa da Universidade de Coimbra, 2011.
António Pereira da SILVA, A questão do sigilismo em Portugal no século XVIII, História, religião e política nos reinados de D. João V e de D. José I, Editorial Franciscana, 1964.
António Nunes Ribeiro SANCHES, Tratado da Conservaçam da Saúde dos Povos, Obra util e igualmente necessaria a os Magistrados; Capitaens Generais, Capitaens de Mar, e Guerra, Prelados, Abbadessas, Medicos, e Pays de Familias/Com Hum Apendix/ Consideraçoins sobre os Terramotos, com a noticia dos mais consideraveis, de que fas mençaô a Historia, e dos ultimos que se sintiraô na Europa desde o I de Novembro 1755, Paris, 1756.
R. K. REEVES, The Lisbon Earthquake of 1755: Confrontation between the Church and the Enlightenment in Eighteenth-Century Portugal, Tese de doutoramento, Dickinson College, Carlisle, Pensilvânia, 2000.
Refutaçam de alguns erros que o falso, e fantastico nome de profecias, ou vaticinios, se divulgaram e espalharam ao presente, aonde com toda a brevidade, e clareza se mostra sua insubsistência e falsidade, Officina de Domingos Rodrigues, 1756.
Jose Acursio de TAVARES, Verdade vindicada ou resposta a huma carta escrita em Coimbra, em que se dá noticia do lamentável sucesso de Lisboa, no dia I de Novembro de 1755, Lisboa, Officina de Miguel Manescal da Costa, 1756.
Rui TAVARES, O Censor Iluminado - Ensaio sobre o Séc. XVIII e a Revolução Cultural do Pombalismo, Tinta da China, 2018.
José VERÍSSIMO, Pombal, os Jesuítas e o Brasil, Rio de Janeiro, 1961.
Luís António VERNEY, Verdadeiro metodo de estudar, para ser util à República, e à Igreja: proporcionado ao estilo, e necesidade de Portugal exposto em varias cartas, escritas polo R.P. Barbadinho do Congregasam de Italia à R. P. Doutor na Universidade de Coimbra, Tomo Segundo, Oficina de Antonio Balle, 1747.